martes, 10 de junio de 2008

Soberanía y Honor


EL HONOR DE HABER
PELEADO EN MALVINAS

Nuestro entrañable amigo, Nicolás Kasanzew, nos ha hecho llegar su traducción de un notable poema del poeta ruso Antón Vasiliev, actualmente residente en Moscú. Vasiliev le canta a la gesta de Malvinas, y a quienes la hicieron posible, con lograda maestría conceptual, tanto más emocionante cuanto analoga la epopeya malvinera con la del Ejército Contrarrevolucionario Blanco, que en la zona del Don se batió heroicamente contra los bolcheviques, entre 1917 y 1920. Y también analoga a todos estos guerreros de ambas guerras justas con los Cruzados de Castilla o los defensores del Santo Sepulcro. La invocación de figuras arquetípicas como Piotr Nikolaievich —el legendario Barón Negro de la resistencia contra los rojos— asociada a la de los Conquistadores hispánicos, y a los que bravamente enfrentaron a Albión, agrega universal espíritu cristiano a su homenaje.
Cuando la campaña desmalvinizadora oficial ha llegado a la náusea, y cuando el grueso de nuestros ciudadanos vive ignorando las grandezas de aquella contienda austral, las palabras inspiradas de este poeta lejano y próximo a la vez, nos devuelve el sentido del honor y el orgullo de ser argentinos. Vaya desde aquí nuestra gratitud al poeta y a su digno traductor.


ARGENTINOS

Aguafuertes de un mundo post-yaltino:
poderosos avasallan al menor.
Rugen las bitubo en argentino,
rechazando al Harrier invasor.

El hollín ennegrece los vientos y los prados,
no amenaces, Inglaterra, con la muerte.
En el barro, los ángeles y los soldados
cantan juntos el rosario, sin temerte.

Los del bien están hasta la coronilla,
pero hoy el mismo averno ha de temblar.
En cabalgata de cruzados de Castilla
rasantes vuelan los Mirage a batallar.

Otoño austral vuelto estío palestino.
No todos son unos tibios de corset:
como por el Sepulcro Santo, por Malvinas
clava diestra su pica el Exocet.

Y aunque decir no sea un desatino
—que en el orbe manda el oro, el vil millón—
han sabido morir los argentinos
con la garra de los nuestros en el Don.

De la Tierra, de sus últimos confines,
donde caen en olor de Cristiandad,
acoge las almas de sus paladines
la Theotokos Virgen, Doña Soledad.

Y los lleva a la estancia de su Hijo Jesús,
donde no hay muerte, ni ningún sufrir,
donde los héroes de España y de la Santa Rus
de blanca luz los ha de revestir.

Donde están Pizarro, Hernán Cortés y Wrangel,
nuestro legendario Negro Barón,
que en la hueste invisible de Miguel Arcángel
al mal preparan un Armagedón.

Y hasta tanto a Goliath como a David
del Juicio Final les llegue la postdata:
¡Dormid bajo las olas, descendientes del Cid,
oro entrañable de la nación del Plata!

Antón Vasiliev

2 comentarios:

capitanfla dijo...

Mis respetos hacia los Héroes de Malvinas.

Hermosa poesía.
Se nota el amor por lo que se defiende, así como el amor por las palabras.


Saludos.

Anónimo dijo...

Me he cruzado ocasionalmente en dos ocasiones con el Sr Kasanzew. Primero en ocasión de concurrir a una misa ortodoxa en Parque Lezama, hermosa misa, vale aclarar,llena de sacro respeto,exigente para el físico, a la cual no hemos vuelto puesto que para mi esposa, en ese entonces novia, estabamos poco menos que cometiendo "communicatio in sacris",creo que se dice o casi cismando. La segunda vez en ocasión de ir a dar un seminario a una Universidad de Paráná con los ex- combatientes de Malvinas en la Plaza central de Praná , cuyo nombre se me escapa.Fué también la primera vez que me tropecé con "Cabildo" en un kiosco y la compré por primera vez. No soy afecto, por una cierta timidez a encarar a personas que tienen una labor mediática, me da un cierto pudor y temor de incordiar, aprovecho entonces este espacio para enviarle un saludo y mi apoyo a Nicolás Kasanzew a quien estimo una dignísima persona y un buen Argentino.
Saludos cordiales