martes, 29 de enero de 2008

La falsa educación


APLAZADOS


H
a tomado estado público en los últimos tiempos el número creciente de aplazos entre los candidatos a ingresar en los estudios universitarios. Es que la malnacida y desquiciante educación pública argentina se desploma en un abismo sin fondo. Desde 1984, en lugar de prestar especial atención a la formación de las fuuras generaciones, la izquierda gramsciana y relativista no ha hecho otra cosa que dedicarse a ideologizarlas y destruirlas en pro de sus fines revolucionarios.

De esta forma y desde aquella fecha implementaron planes a largo plazo que a la postre les darían sus frutos. Primero fue en el Congreso Pedagógico Nacional, en el que no obtuvieron los resultados previstos. Pero después siguieron adelante con su cometido y así, en la década del 90, con la Ley Federal de Educación la situación les fue mucho más propicia. Los ministros de educación en todos estos años fueron, paradójicamente, fieles ejecutores de este plan destructivo de nuestra educación. Hoy, el sistema educativo argentino, en especial los niveles primario y secundario o en sus altisonantes sucedáneos está irreversiblemente muerto y su cadáver insepulto. Los docentes, salvo contadas rarezas, con sus interminables e insustanciales cursillos a cuestas, ya no enseñan ni predican. Algunos pueden saber cómo enseñar, pero no qué enseñar. El vaciamiento del nivel académico está a la vista y no se ejemplifica únicamente con el caso de la ciudad de La Plata. La situación es, en todo el país, patética y bochornosa.

El maestro o el profesor es uno más dentro del aula. Se ha transformado en un animador escarnecido, no existe el principio de autoridad ni el de jerarquía. Al educador se lo ha desprestigiado imprudentemente, y si está capacitado el sistema vigente le impide demostrarlo. Es un preso de la intimidación a la que contribuyen sus propios dirigentes. ¡Cuidado con reprobar, aplazar, amonestar el mal comportamiento, etc.! Estas acciones de parte del docente pueden llegar a considerarse (madres mediante) actitudes propias de “guardianes de un campo de concentración” y no lo que realmente son. Para lo cual deberíamos usar el prohibido verbo discriminar; es decir, separar lo correcto de lo incorrecto, la verdad del error, la sinceridad de la impostura, la responsabilidad de la negligencia, el valor de la cobardía, la honradez de la bribonería.

De esta forma las escuelas, sin cumplir con su auténtico rol, se han visto transformadas en lugares de contención de los “chicos”: ¿Contenedores sociales? ¿aguantaderos acaso? Para colmo de males, todo esto se da en un tiempo en el que, desgraciadamente, se advierte un decaimiento en las responsabilidades de la institución primaria: la familia. Por ende, la “modernización educativa”, propiciada por estos gobiernos democráticos dejó estos frutos: legiones de aplazados. La imbecilización de las masas ha ganado a las mayorías y la demagogia ha derrotado a la República.
Alcuino di Ferro

1 comentario:

Anónimo dijo...

Camarada Luis Garritani (Alcuino de Ferro). Sigues con nosotros haciendo docencia, ahora desde tu Guardia de los Luceros. Como siempre un fuerte y afectuoso abrazo.